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Trazos económicos

El Blog de ECOATENEA

Innovación y productividad. Evidencia empírica disponible.

 

La innovación tecnológica que da lugar a nuevos productos o procesos tiene una clara relación con la productividad desde la perspectiva teórica. Nuevos productos por parte de empresas innovadoras suponen una ventaja competitiva frente a los competidores, lo que les hará ganar cuota de mercado relativa y esto significa más output (ventas o ingresos) con inputs (de producción) similares, esto es, más productividad. Se puede decir de otra forma: nuevos productos implican aumentar el tamaño del mercado para las empresas que los crean. Ese mayor tamaño consigue un aumento de sus ingresos netos lo que implica una mayor productividad. Sea por la vía de la competencia o por la vía del aumento del mercado, la innovación de producto aumenta la productividad.

La innovación de proceso puede tener como objeto innovar producto finalmente o reducir los costes de hacer lo mismo. En ambos casos, parece conducir a un incremento de la productividad bien porque se hace algo nuevo y estamos en el caso anterior, bien porque hacemos lo mismo con menos inputs.

Precisamente, puesto que la innovación tecnológica es, en síntesis, una mejora de la calidad de los factores productivos, bien para crear productos nuevos, bien para mejorar su eficiencia (conseguir los objetivos al mínimo coste) se considera parte de la “productividad total de los factores” (PTF) que es el residuo que queda una vez que a lo producido se le quita el valor directo de los factores productivos.

En la primera medición rigurosa de este factor “residual”, la productividad total de los factores, el resultado era bastante sorprendente, más de un 70% de la producción se explicaba por la productividad total de los factores y no por la aportación directa de trabajo y capital. Téngase en cuenta que la productividad total de los factores no está compuesta o explicada sólo por la innovación; todo aquello que mejora la calidad de los factores se incluye, como la educación, la formación, la calidad de la gestión empresarial, incluso las instituciones en dónde se mueven y regulan los factores.

Esta primera medición de la PTF realizada en los años 50 por  el premio Nobel, R.Solow, es ahora ampliamente aceptada por los economistas, aunque los modelos de crecimiento no lo consideraron seriamente hasta las aportaciones de Romer en los 90.

 ¿Pero qué evidencia empírica tenemos sobre la innovación y su impacto en la productividad? ¿Los datos corroboran lo que predice la teoría? Y, si es así, ¿cuánta es la importancia de la innovación en la productividad?

La evidencia empírica disponible corrobora ampliamente que la relación entre innovación de producto y productividad es significativa y robusta a distintas especificaciones. En cambio, la innovación de proceso no encuentra una relación tan clara. Probablemente debido a problemas en la medición, no fácil, de los datos que intentan medir la innovación de proceso.

¿Y los números? El rango de coeficientes o elasticidades que relacionan innovación y productividad en los distintos estudios (más de 25 ha sintetizado Hall en 2011) es pequeño lo que permite con cierto rigor tomar la media del rango.

En ese caso, resulta que duplicar las ventas de productos innovadores implica un aumento del 11% de la productividad. A partir de un trabajo que compara los resultados de esta relación en España, Francia, Reino Unido y Alemania, resulta que para el caso también de la innovación de producto, la elasticidad o la relación con la productividad es más alta en el caso Español y llega a un 16%.

Relación simple o correlación

Más empresas innovadoras se asocian con mayor productividad. Los países que más innovan tienen crecimientos más altos de la productividad. Relaciones o asociaciones entre productividad e innovación son claras para el conjunto de países de la OCDE y en sus publicaciones se pueden encontrar gráficos de estos extremos. Pero esto no implica causalidad. Estas relaciones no permiten calcular la elasticidad. La causalidad exige especificar modelos econométricos y calcular los parámetros correspondientes.

El cálculo de la elasticidad innovación-productividad.

Los modelos econométricos o de regresión y la contabilidad del crecimiento son las metodologías robustas para calibrar causalidades y ambos están “naciendo” porque hasta hace muy poco no había datos posibles.

La variable que se suele usar para las regresiones: facturación por empleado como independiente y dependientes: el capital o la inversión, el tamaño en términos de empleo y proxies para la actividad innovadora. La mejor proxy suele ser la proporción de ventas de productos innovadores porque es un buen indicador de lo importante que es la innovación para la empresa. No obstante, esto deja de lado la innovación organizativa pero en algún otro trabajo se considera.

El modelo econométrico típicamente usado se conoce como CDM por los tres autores originales y consiste en tres conjuntos de relaciones: primero cuánta I+D hace una empresa en función de sus características y las del sector, después se relaciona la intensidad de la I+D con distintos resultados de la innovación y finalmente se relacionan estos resultados de la innovación y otras características de la empresa con la productividad.

En Hall 2011 se expone una buena síntesis de los resultados de estas investigaciones. Tanto los casos en que se usa la proporción de ventas innovadoras como variable de innovación o se usa una “dummy” para la variable de innovación o bien se estima la tasa de crecimiento o los niveles. Y el resultado es que las elasticidades del output respecto a la innovación son consistentes entre países y entre periodos de tiempo. Las más altas son para los sectores intensivos en conocimiento o tecnológicos avanzados (0,25 de media). Para países europeos, la elasticidad está entre 0,09 y 0,13, para países menos desarrollados, el sector servicios y los sectores de baja tecnología, la elasticidad es menor a 0,09. La relación positiva entre innovación y productividad se mantiene en niveles y en crecimiento y es claramente más fuerte en lo que respecta a la innovación de producto. Aunque no se puede descartar que la menor o ambigua relación entre productividad e innovación de proceso no se deba a problemas de medición de esta última.

Bronwyn H. Hall  (2011) Innovation and Productivity.WP 17178 http://www.nber.org/papers/ 

El trabajo más completo sobre las relaciones entre innovación y productividad. Expone las metodologías y los resultados de los trabajos empíricos más importantes y recientes. Esta autora tiene un trabajo empírico en esta línea sobre las PYMES italianas cuyas conclusiones serían muy aplicables al caso español. Aquí se muestra relación significativa y positiva entre ambas:innovación de proceso y de producto y productividad en las Pymes. De hecho, una explicación teórica de porqué la innovación de proceso no aparece tan positivamente relacionada con la productividad tendría que ver con el poder de mercado de las empresas consideradas. Si el poder de mercado es alto, lo que correspondería a grandes empresas, la demanda es inelástica y por tanto, la innovación de proceso no se traduce en mejoras de productividad.