2818142-3d-pie-chart.jpg

Trazos económicos

El Blog de ECOATENEA

IMPACTO ECONÓMICO EN 2020 DEL COVID-19 Y DE LAS MEDIDAS EJECUTADAS EN ESPAÑA

Ecoatenea ha estudiado el impacto económico del COVID-19 en 2020 en España, con un enfoque sectorial, considerando tres escenarios: de la caída de actividad en el conjunto del año 2020; de las medidas tomadas por el gobierno y expuestas en su “Actualización del Plan de Estabilidad 2020-2021 y el impacto conjunto de la caída de actividad y de las medidas compensatorias. El diferencial del trabajo estriba en su enfoque sectorial. El impacto tanto para la caída de la actividad como para las medidas compensatorias se cuantifica para 64 sectores económicos.

Los resultados agregados son los que se presentan en la siguiente tabla. La crisis sanitaria provocada por el COVID19 resulta en una caída del 13,1% del PIB español en 2020. Las medidas económicas expresadas en el Plan de Estabilidad del gobierno tienen un impacto positivo equivalente al 2,5% del PIB. La reducción final del PIB en 2020, incluyendo las medidas mencionadas se cifra en un 10,5%. En términos de empleo, la disminución de la actividad resulta en una reducción de 2,63 millones de empleo a tiempo completo equivalente. Las medidas económicas recuperan 0,527 millones de empleo. En total, incluyendo el impacto positivo de las medidas, hay una reducción de 2,11 millones de empleo (en términos de la Encuesta de Población Activa sería de 2,286 millones de ocupados y una tasa de paro en 2020 del 24,2)

Resultados en producción, PIB y empleo de la cáida de actividad y medidas compensatorias.

Resultados en producción, PIB y empleo de la cáida de actividad y medidas compensatorias.

La crisis económica resultante de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID19 no es comparable, en sentido estricto, a ninguna crisis anterior. Desde luego no a las crisis económico-financieras pasadas. Los efectos sectoriales en cantidad y precios, el impacto en número de países y las medidas son totalmente diferentes.

Lo que muestra el dato del año 2020 es la virulencia y rapidez de la reducción de actividad económica. Por la misma razón, hay que descartar cualquier cambio estructural en la economía. La lectura negativa es que hay mucho que recuperar, la positiva es que los fundamentales económicos persisten. Evidentemente si la caída fuese muy permanente en el tiempo, podrían cambiar los “fundamentales”, pero ocho años de crisis previa no los cambiaron.

La perspectiva temporal de la caída del PIB y del empleo se aprecia en los gráficos siguientes:

Evolución del PIB 2005-2020. Mill. € y variación anual.

Evolución del PIB 2005-2020. Mill. € y variación anual.

Evolución del empleo (empleo e.t.c.) 2005-2020. Miles y variación anual.

Evolución del empleo (empleo e.t.c.) 2005-2020. Miles y variación anual.

Los empleos se localizan en empresas, por lo que la caída del empleo se puede traducir en caída de empresas. Esta traducción da lugar a una caída de 442.414 empresas. En el trabajo se descompone esta caída agregada en empresas por estrato de asalariados (sin asalariados, de 1 a 9; de 10 a 49 y de 50 a 200) y por sector.

Se agrupan las medidas compensatorias tomadas en tres ámbitos: las que afectan a trabajadores y ciudadanos; las que afectan a las empresas, pymes y autónomos y las dirigidas directamente al sector público. Se establece una correspondencia entre cada ámbito de las medidas y los sectores económicos afectados por cada ámbito.

El análisis del impacto de las medidas permite realizar estimaciones respecto a su ampliación. Se cuantifica la extensión de los ERTES hasta diciembre y una extensión de la liquidez poniendo en circulación 100.000 millones de euros a través de préstamos avalados. El resultado indica un efecto positivo cercano a 5 puntos porcentuales del PIB. Esto es, la caída del PIB se reduce hasta 7,5%. Se señala asimismo que la puesta en circulación (el aumento de liquidez a través de préstamos ICO o similar) de 350.463 millones de euros sería la cantidad necesaria para que el PIB no sufriera ningún descenso.

El análisis de impacto económico cuantifica los multiplicadores de cada inyección económica (positiva o negativa), por sector y por ámbito de las medidas. El multiplicador de las medidas dirigidas a las empresas es superior al multiplicador de las medidas dirigidas a trabajadores y al propio sector público. Esto es comprensible porque el impacto de las medidas dirigidas a sector público y trabajadores se traducen en sectores específicos con menor efecto de arrastre. Dicho de otra forma, las medidas dirigidas a empresas se desparraman más por todo el circuito económico. Esto tiene una clara analogía con las cadenas de valor global. Es más rentable, más conveniente para el valor añadido doméstico especializarse en bienes intermedios y mucho menos en bienes finales. Los bienes intermedios tienen muchas más interrelaciones con el conjunto de la economía y, por tanto, aumenta la captación del valor añadido del país especializado en los mismos.

Se ofrece también un listado de los eslabonamientos sectoriales, que pueden entenderse como los multiplicadores de cada sector, esto es permite ver los efectos de arrastre de cada uno de los 64 sectores y constituye una información útil a la hora de calibrar nuevas medidas sectoriales.

Se analiza con especial atención la caída de la actividad turística. Con la cuenta satélite elaborada por el INE se traduce la actividad turística a sectores económicos. La caída total (directa e indirecta) del turismo que proporcionan las caídas sectoriales aquí estimadas supone un 3,8% del PIB.Y se cuantifica la cuantía máxima de caída (directa e indirecta) del “turismo” si la reducción de la actividad fuese del 80%, lo que resulta en un 9,1% del PIB.

Las reducciones en la producción y el impacto de las medidas pueden expresarse asimismo como reducciones o sostenimiento de las rentas de asalariados, de las rentas mixtas y el excedente bruto y de la renta fiscal. El resultado conjunto de caída de la actividad y medidas compensatorias finaliza en una caída directa de 62.581 millones de euros en la renta de los asalariados (incluyendo 13.869 millones de euros menos en cotizaciones sociales), una caída del excedente y las rentas mixtas de 64.897 millones y una caída de la renta fiscal de 62.768 millones de euros. Las pérdidas de renta fiscal (incluyendo la caída de las cotizaciones sociales) indican un déficit del 15,1% sobre el PIB por la caída de actividad (incluyendo las medidas compensatorias). Puesto que las caídas estimadas necesitan tiempo para traducirse en “efectos contables” trimestrales o anuales, la cuantía estimada no debe leerse como déficit del año 2020. Eso sólo sería el caso si los efectos aquí estimados se produjeran todos ellos dentro del año en curso.

Finalmente se comenta la previsión de los datos de componentes del PIB realizado por el gobierno, para enfatizar la importancia de la caída de la inversión. Se pone de manifiesto que atajar el problema fundamental de la economía española que es la productividad no puede conseguirse sin una inversión positiva y enfocada a sectores de mayor productividad. Y se muestra que las caídas de la actividad económica sectorial han afectado tanto a sectores con más como a sectores con menos productividad.